domingo, 13 de septiembre de 2009

Los niños que perdió España entre guerras y dictaduras

Los niños que perdió España entre guerras y dictaduras
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El término se generaliza y no siempre se usa con corrección. A veces, con él se etiqueta el destino de algunos niños que sufrieron la Guerra Civil española y el franquismo. Pero, ¿hubo menores desaparecidos en España?
Fue la presión popular la que obligó al Gobierno británico a aceptar a los niños españoles. Era 1937 y la parte hispana de la Península Ibérica llevaba un año sumida en un terrible conflicto fraternal. Muchos republicanos quisieron ahorrarles a sus hijos el hambre, el miedo y las calamidades de la Guerra Civil. Menores, algunos de muy corta edad, partían solos y entre lágrimas hacia países desconocidos. Algunos no regresaron nunca. Otros se perdieron a su vuelta en la maraña del régimen franquista.
Finalizada la lucha en el frente vinieron la dictadura y la represión para continuar sesgando familias. En noviembre de 2008, el juez de la Audiencia Nacional española Baltasar Garzón dictó un auto con el que denunciaba las "sustracciones sistemáticas de niños a las presas republicanas", hijos que, según el conocido magistrado, "jamás fueron devueltos a sus familiares de origen, ni tampoco se intentó".
Existe, además, una placa conmemorativa en el cementerio de la Almudena de Madrid. Recuerda a las "13 Rosas": 13 jóvenes españolas, miembros de la Juventud Socialista Unificada, que fueron fusiladas el 5 de agosto de 1939 frente a la tapia de este camposanto. Ocho de ellas no habían cumplido por aquel entonces los 21 años, la mayoría de edad en la época.
Sin embargo, con los calificativos hay que tener cuidado, advierte Gregorio Dionis, del Equipo Nizkor, la única organización que ha tratado estos casos desde una perspectiva jurídica. "Mucha gente desconoce el significado exacto del delito de desaparición forzada y lo usa arbitrariamente hasta que, al final, pierde su valor denominativo."
Los “niños de la guerra”
A veces se les llama "niños de Moscú", pero el título es una inexactitud histórica. No todos los menores evacuados durante la Guerra Civil española fueron a parar a la Unión Soviética. Tampoco la mayoría. Marie Trappiel enumera en un trabajo realizado para la Universidad Humboldt de Berlín, y al que remite el Servicio Internacional de Búsqueda (ITS), que Francia se hizo cargo de unos 9.000 pequeños, Gran Bretaña de 4.000, Bélgica de 3.500 y la Unión Soviética de 3.000. Además, México acogió a 500, Suiza a 245, Holanda a 195 y otros países europeos a algunos pocos, como los dos a los que dio cobijo Dinamarca.
El Comité Internacional de la Cruz Roja calcula que entre 1937 y 1939 organizó el refugio en el extranjero de 32.000 “niños de la guerra” españoles. Del país salían identificados y habiéndose elaborado detallados listados de datos. Era una marcha provisional con intenciones de reencuentro. Pero mantener el contacto con las familias fue difícil.
Primero, porque la censura franquista lo truncó cuanto pudo. “La correspondencia casi nunca llegaba. Hace unos cinco o seis años, se descubrieron en el archivo de la Guerra Civil de Salamanca montones de cartas de estos pequeños sin abrir”, dice Dolores Cabra, directora de AGE, una organización que agrupa a todas las asociaciones de los “niños de la guerra” que fueron surgiendo en los diferentes países de acogida. Segundo, porque los republicanos perdieron la última batalla y la documentación respectiva a estos menores quedó bajo potestad del régimen dictatorial.
Además, al conflicto español le siguió pronto el mundial, y los niños que habían huido del primero se vieron sumidos en el segundo. En la situación de emergencia bélica provocada por el avance de las tropas nazis, muchos acabaron vagando por las calles de Europa, viéndose obligados a mendigar o a delinquir para poder sobrevivir. De los republicanos adultos que cayeron en manos del ejército alemán, Madrid no quiso responsabilizarse y fueron en consecuencia internados en campos de concentración. Pero, “cuando la Wehrmacht capturaba a un menor, éste era entregado a España e ingresaba en el Auxilio Social”, cuenta Cabra.
El Auxilio Social era una institución fascista española creada a imagen de la hitleriana “Winterhilfe” (“Auxilio de Invierno”), “un lugar horrible, en el que a los niños se les decía, literalmente, que sus padres eran unos rojos de porquería y que tenían que redimir los pecados de sus progenitores a través de la religión”, explica la directora de AGE. El Estado se hacía cargo de estos pequeños porque muchos eran huérfanos, sus padres estaban exiliados o no los consideraba facultados para ocuparse de sus hijos por ser republicanos.
“Finalizada la II Guerra Mundial, Franco hizo algún intento por recuperar a los ‘niños de la guerra’ e integrarlos en el sistema falangista, pero los Aliados y la Cruz Roja consideraron que era mejor que los menores no volvieran a España”, narra Dionis, del Equipo Nizkor. Entonces, el dictador les retiró la nacionalidad por medio de un decreto que todavía sigue hoy vigente.

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